POEMA DE EDUARDO MENDOZA BARAJAS
Te pediré podarlo para verlo crecer…
En ese negro
pelo escondes
el alba que mi
mano desgranara
la absurda bruma
con sigilo actúa
para exfoliar el
tinte de la noche
y colorear con
ella tu follaje;
Crespón de luto:
siluetas
derramadas
que entre
caireles cierne vendavales;
eres espejo de
la tarde-encuentro,
brasa nocturna
que mece mis recuerdos
a ritmo de
mareas equinocciales;
fijas el rumbo
con brújula-cadera
para anidar
crepúsculos de seda
donde hadas
ciñen tu región sombreada
de musgo negro
con el que seduces;
rizo en mi puño,
maraña sometida
tus labios
guardan una muestra de los mares;
Echado cisne:
En cuyo nido se
hizo andén el cielo
en su camino
hacia la mar y tierra
plumas de
estrellas bajaron hechas nubes
rumbo a tu monte
para hacerse niebla.
Césped ahumado:
la lava del
océano convertida en viento
arrojó sus
cenizas en tu lugar sagrado
¡haciendo mi
sahumerio de perdón de mirra!
degusto el aire:
la sal que emana
por tu vientre brisa
viaja llenando
de sabores el camino
viene a mi
encuentro el ondular de tus corales
en cuyo aroma se
solazan caracolas
te pruebo a
oscuras:
piernas saladas
con sabor a playa,
riego tu arena
de dorada lluvia,
para anegar la
venusina loma
donde hacinado
musgo cuida del sendero
miro hacia el
norte:
los dos delfines
que asoman por tu pecho
arrean cardumen
de pasión, fausta- locura;
par de
arrecifes, levaduras del deseo,
guardiasmarinas de turgencia hecha columna,
que ondeando
afán al desembarco me apresuran
llego a tu
abismo,
frontera de
obsidiana,
de hirsuto burka
que hierve en plenilunio
mi lengua en
frenesí separa tallos
tu empujas con
furor el prado humedecido
y un arco
capilar allá en tu espalda
rasga el
silencio y exige mi llegada…

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